Papiloma humano: conoce su propagación, prevención y vacunas

Dra. Ena Victoria Ramírez • 21 de mayo de 2019

Papiloma humano

Papiloma humano

Papiloma humano es un virus que se transmite a través del acto sexual por contacto genital, anal y bucal de tal manera puede afectar tanto a mujeres como a hombres sexualmente activos. El VPH está asociado con el desarrollo de cáncer, especialmente el de cuello uterino en las mujeres, cáncer de pene en los hombres y anal en hombres y mujeres. Las infecciones producidas por este virus pueden presentarse tanto en hombres que sostienen relaciones sexuales con otros hombres así como contacto sexual entre mujeres.

Se han descrito aproximadamente más de 100 diferentes tipos de VPH que se pueden clasificar de acuerdo al tejido que perjudican (cutáneo o mucoso). Generalmente las infecciones por el VPH suelen ser asintomáticas, transitorias y desaparecen como respuesta normal del organismo. Sin embargo, en otros casos pueden causar verrugas genitales o anales, y cáncer cervicouterino, de pene, anal o bucal.

Las verrugas genitales pueden presentarse como protuberancias en una zona pequeña o extenderse sobre la zona genital. En las mujeres, las verrugas pueden aparecer alrededor de la vagina o el ano y en el cérvix. En el caso de los hombres, las verrugas pueden presentarse en la cabeza del pene, en el escroto o en el ano. Así mismo, pueden aparecer verrugas en la cavidad oral y la garganta cuando se practica sexo oral con una persona infectada por el virus.

El desarrollo de cáncer por el virus de papiloma humano está asociado a infecciones persistentes o crónicas ante los tipos de VPH de alto riesgo. Si bien, las infecciones conllevan a una alteración de las células que conforman el tejido, promoviendo su crecimiento de manera descontrolada desencadenado de esta manera el cáncer. El cáncer más frecuente es el de cuello uterino, sin embargo puede desarrollarse cánceres de vulva, vagina, pene, bucal y regiones anales.


¿Cómo se transmite el virus de papiloma humano?

La principal vía de contagio del VPH es por contacto durante la relación sexual (piel con piel, penetración vaginal o anal). De acuerdo con Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) “existen otros tipos de contacto genital en ausencia de penetración (contacto oral-genital, manual-genital y genital-genital) pueden causar una infección por el VPH, pero esas vías de transmisión son mucho menos comunes que la relación sexual con penetración”.

En base a esto, el principal factor de riesgo asociado a la persistencia de las infecciones por VPH es mantener relaciones sexuales con nuevas parejas o una pareja estable que tiene actualmente otras parejas. De igual forma, se describe el tabaquismo, anticonceptivos orales y el desarrollo de cáncer a la falta de sometimiento a pruebas de detección como la citología.

¿Cuáles pruebas permiten detectar infección por VPH?

La prueba del VPH permite determinar el rango de riesgo en que se encuentra la paciente de presentar lesiones del cuello uterino y el posterior desarrollo de cáncer. En este sentido, el objetivo de la detección temprana permite tratar las lesiones precancerosas para evitar la transformación a cáncer de cuello uterino. Algunos de los exámenes más conocidos para detectar lesiones son:

1. PAP o citología (deben realizarse mujeres que ya han iniciado su vida sexual).
2. Genotipificación del VPH. Es una muestra que se toma igual que se toma la citología, pero lo que se busca es si el ADN del virus del papiloma está presente.

¿Cómo prevenir las infecciones por el virus de papiloma humano?

El principal pilar de promoción de este tipo de infección, radica en la educación a niños, niñas, adolescentes y adultos sobre los riesgos de tener relaciones sexuales sin protección así como el conocimiento de las manifestaciones de la infección por VPH. Los objetivos de prevención consisten en:

1. Promover las citologías.
2. Promover la vacuna contra el VPH.
3. Informar e impulsar el uso de preservativos.
4. Advertir sobre los riesgos del uso del tabaco y las múltiples relaciones sexuales.


Cabe resaltar que la vacuna del VPH, según la OPS, OMS y PREVENCIÓN DE CÁNCER CERVICOUTERINO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE “sirve para prevenir la infección por el VPH antes del inicio de la actividad sexual, y por tanto su probable infección por VPH. La vacuna se coloca en las niñas entre los 9 y los 14 años de edad”. Sin embargo, también puede administrarse en mujeres hasta los 45 años de edad. Si deseas obtener más información sobre la infección por el virus de papiloma humano (VPH) puedes ingresar al siguiente link https://www.eviginecologia.com/

por Natalia Obando 3 de marzo de 2020
Tratamiento para candidiasis . La candidiasis recurrente es una infección vaginal a repetición, ocasionada por diversos hongos del género Candida. La C. albicans, es el hongo que afecta con mayor frecuencia (85-95%) el tracto vaginal, especialmente a mujeres entre 20 y 45 años. La infección a repetición puede ocurrir por transmisión sexual o por invasión del tracto gastrointestinal, donde el sistema de defensa vaginal no responde adecuadamente, o los microorganismos son más resistentes y virulentos. Existen múltiples factores desencadenantes de la candidiasis recurrente. Entre los cuales se destaca, los trastornos metabólicos como la diabetes mellitus, el sobrepeso u obesidad, el embarazo, el consumo de corticoides o antibióticos, los periodos menstruales y el uso de estrógenos en altas concentraciones. Otros factores asociados a las condiciones externas incluyen el uso de jabones que alteran el pH y la flora vaginales normal, la humedad, el calor, la fricción y el uso de ropa interior de material sintético. Los síntomas de la candidiasis recurrente varían en función de la localización de la infección. Generalmente, las localizaciones más comunes son la orofaringe, la esofágica, la mucocutánea (tracto intestinal o vaginal) y la diseminada. En la candidiasis genital y perianal suele presentarse enrojecimiento, edema (hinchazón) en labios menores, prurito y quemazón. Asimismo, se acompaña de secreción blanquecina, espesa, dolor intenso, enrojecimiento e inflamación de la vulva. Por lo general, la micción y mantener relaciones sexuales exacerban los síntomas y suelen ser muy dolorosas. Generalidades de la candida albicans La C. albicans es un hongo del género candida, que crece en una temperatura de 37°C (temperatura corporal). Para su supervivencia y multiplicación, necesita de ambientes húmedos, como las mucosas, la piel y las uñas. Es por esto que, el principal reservorio de este microorganismo es el ser humano, y está presente en piel, boca, faringe, estómago, colon, recto y vagina de individuos completamente sanos. La infección se produce por una colonización de cepas en el tracto gastrointestinal o en la piel, ya sea por una transmisión sexual, mediante manos, objetos o alimentos contaminados, o por transmisión vertical, a través de la madre al hijo durante el parto. Factores de riesgo de candidiasis recurrente Inmunodeficiencia: el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), el cáncer, la quimioterapia o radioterapias, y los tratamientos con corticoides, esteroides, inmunosupresores; son condiciones que interfieren con la actividad de defensa del sistema inmunológico, aumentando el riesgo de infecciones. Fármacos: los antibióticos a repetición, mal administrados o prescritos, aumentan la resistencia bacteriana, y consecuentemente las infecciones a repetición. Estrés, tabaco y alcohol: alteran el sistema inmunitario, aumentando la susceptibilidad a la invasión de microorganismos bacterianos. Dieta deficiente: una dieta carente de nutrientes, puede afectar la flora intestinal. Higiene oral pecaría: puede convertirse en un medio óptimo para la proliferación de microorganismos. Alteraciones hormonales: embarazo, consumo de anticonceptivos orales, la menopausia. Trastornos metabólicos: diabetes mellitus, obesidad, sobrepeso, etc. Lesiones mucocutáneas: producidas por el humo, las quemaduras o en algunos casos la diabetes. Clasificación de la candidiasis Candidiasis oral: los síntomas incluyen placas de color blanco o rosados en la lengua, mucosa oral, comisura de labios, encías o paladar. Aunque en la mayoría de ocasiones son dolorosas, arden y producen un sabor desagradable ya que desencadenan grietas y úlceras, existen individuos que cursan la infección de forma asintomática. Candidiasis esofágica: suele aparecer úlceras o placas en la garganta, produciendo dolor en el pecho asociado con dificultad para consumir alimentos. Onicomicosis: caracterizada por una lesión gradual sobre la capa de queratina de la uña. Por lo general, la uña aumenta el grosor, cambia el tono, produce dolor y pus. Candidiasis urinaria: los hongos del género candida, pueden afectar la vejiga, la uretra y en algunas ocasiones en riñón. Es frecuente en pacientes en diálisis, en tratamientos con corticoides o esteroides, en pacientes diabéticos, o problemas con el metabolismo de los carbohidratos. Candidiasis intestinal: la proliferación masiva de cepas de candida que habitan en el tracto intestinal, pueden dar origen a una infección acompañada de constipación, diarrea, deshidratación, hinchazón abdominal y a nivel sistémico puede ocasionar fatiga, irritabilidad, fiebre y pérdida de peso. Candidiasis genital: es una de las más frecuentes en la que las cepas afectan la mucosa vaginal, provocando el flujo blanquecino, espejo, prurito, y enrojecimiento, quemazón e hipersensibilidad de la vulva. Tratamiento para la candidiasis No farmacológico Reducir la ingesta de carbohidratos simples: para evitar la multiplicación de las cepas de Candida, se recomienda moderar el consumo de alimentos ricos en azúcares simples, ya que éstos son la principal fuente de energía de los hongos y pueden aumentar su capacidad de adhesión. Asimismo, es una medida preventiva para evitar la intolerancia al gluten. Aporte de suplementos: se recomienda complementar la dieta con suplementos vitamínicos o frutas, verduras y pescados con alto contenido en vitaminas, minerales, antioxidantes y omega 3, que favorecen la recuperación de la mucosa del intestino, actúan como una medida protectora frente a las agresiones y disminuyen la inflamación. Farmacológico Antes de empezar con el tratamiento para la candidiasis , es importante realizar un estudio de laboratorio de: pH vaginal: en condiciones normales el pH vaginal s es de 4.0 a 4.5. Un pH elevado puede sugerir una vaginosis bacteriana (pH > 4.5) tricomoniasis (pH 5 a 6) o vulvovaginitis por Candida (pH de 4.0 a 4.5). La observación microscópica de la secreción vaginal es una herramienta de ayuda para determinar la existencia de estructuras fúngicas. Frote: este examen utiliza un portaobjetos (extendido) con la secreción vaginal, que debe secarse y fijarse ya sea con alcohol o calor. Estas muestras se tiñen con Gram o Giemsa/ Wright y así es posible observar las levaduras. Cultivo: el estándar de oro para el diagnóstico de la candidiasis se realiza través de un cultivo en un medio agar dextrosa Sabouraud (SDA). Al microscopio es posible observar diversas levaduras de formas redondas u ovaladas, únicas o en gemación múltiple y ocasionalmente seudohifas. De forma habitual el tratamiento para candidiasis consiste en la aplicación de cremas vaginales antifúngicas o comprimidos vaginales. En casos graves, el tratamiento tópico debe estar acompañado de fármacos orales. Algunos de los fármacos utilizados son: Inhibidores de la síntesis de ergosterol: el mecanismo de estos fármacos radica en la membrana celular del hongo, a través de su unión al ergosterol, alterando la permeabilidad celular. La absorción intestinal de estos fármacos es baja, y la eliminación renal es lenta. En este grupo se encuentra la anfotericina B y la nistatina que resultan tóxicas para el riñón y sistema nervioso, por ende, deben ser utilizadas únicamente bajo supervisión médica. Azoles: estos fármacos actúan sobre la síntesis de la membrana celular del hongo, inhibiendo la desmetilación del lanosterol a través del citocromo P450. Dentro de este grupo se encuentran el clotrimazol. trimazol, itraconazol, ketoconazol, miconazol, entre otros. En altas dosis y por tiempo prolongado, estos fármacos son tóxicos; a pesar de esto el itraconazol no son considerados hepatotóxicos ya que se adhieren en menor medida al citocromo P450. Prevención de la candidiasis recurrente La medidas preventivas incluyen limitar el consumo de azúcares simples, no usar ningún tipo de jabón en el área genital, usar ropa interior de algodón, secar muy bien todas las áreas corporales, evitar el uso de aerosoles o desodorantes en la zona íntima, mantener una buena higiene genital y oral, evitar las duchas vaginales, no usar prendas apretadas o húmedas y cambiarlas siempre después de hacer ejercicio o nadar y mantener relaciones sexuales con métodos de barrera. Asimismo, evitar el tabaquismo y el estrés. Si deseas obtener más información sobre las indicaciones, dosis y efectos adversos del tratamiento para la candidiasis y alternativas para prevenir la candidiasis recurrente, te invitamos a que ingreses a nuestra pagina web: https://www.eviginecologia.com/
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