Vaginismo: trastorno del dolor sexual
Vaginismo
Las disfunciones sexuales son un conjunto de alteraciones del deseo sexual o cambio psicofisiológico en la respuesta sexual que genera dolor, dificultad, incapacidad o incluso temor de participar en una relación sexual deseada. La mayoría de las mujeres, acuden a la consulta manifiestan deseo sexual hipoactivo, seguido por dolor durante la penetración o dificultades para lograr la excitación.
El vaginismo es un trastorno ocasionado por la contracción involuntaria y espasmódica, recurrente o persistente de los músculos del tercio exterior de la vagina, que interfiere con la penetración y genera tensión o deterioro en las relaciones de pareja. Las causas más frecuentes son el miedo al dolor en la relación sexual, el miedo al embarazo, las experiencias sexuales traumáticas, educación sexual represiva, entre otras. La contracción de los músculos vaginales actúa como un mecanismo de defensa inconsciente para evitar la penetración.
Se puede clasificar en primario, cuando se presenta desde la primera experiencia de penetración que condiciona conductas de evitación y ocasionales intentos de penetración dolorosos y frustrantes. Por otra parte, el secundario aparece luego de un período de funcionamiento normal y representa una respuesta frente al dolor físico de una nueva relación sexual. De igual forma, según la Dra. Miriam C Negrín Pérez, el vaginismo puede clasificarse en distintos grados de acuerdo a la intensidad de la contracción:
- Grado I: espasmo del elevador del ano que desaparece al conversar y tranquilizar a la paciente.
- Grado II: espasmo del elevador del ano que persiste durante el examen ginecológico.
- Grado III: espasmo del elevador del ano o cualquier tensión de glúteos, a cualquier tentativa de exploración ginecológica.
- Grado IV: moderada excitación, espasmo del elevador, arqueamiento del dorsal, abducción de muslos, defensa y retracción.
- Grado V: extrema defensa de excitación neurovegetativa con negativa a la exploración ginecológica.
¿Cómo se realiza el diagnóstico de las disfunciones sexuales femeninas?
El diagnóstico es complemente clínico y no requiere pruebas específicas. No obstante, se debe considerar la edad, experiencias traumáticas, persistencia y recurrencia de los síntomas, situaciones en las que se genera, consecuencias que provoca sobre otros aspectos de la vida de la persona, efectos sobre la relación de pareja, etc.
La evaluación de las disfunciones sexuales femeninas implican una historia completa médica, psicosocial y sexual, así como una exploración física incluyendo una exploración ginecológica. Generalmente en el examen ginecológico, la paciente puede manifestar espasmos involuntarios de los músculos perineales, arqueamiento de la espalda, contracción de los aductores de los muslos, y un estado de ansiedad, temor o nerviosismo.
Asimismo es frecuente la pérdida del deseo sexual, desórdenes en las fases de excitación y dificultades orgásmicas. El dolor es referido específicamente en el intento de penetración, con sensaciones de presión intensa, asociado a tensión muscular, ansiedad y principalmente temor al dolor. En la mayoría de los casos las mujeres desarrollan temor a ser abandonadas, sentimientos de culpa, humillación, impotencia y frustración por la imposibilidad de satisfacer a su pareja.
Tratamiento de las disfunciones sexuales femeninas
Todas las disfunciones de la mujer precisan un enfoque terapéutico que contemple la etiología, situación en la que vive la persona, qué efecto tiene en su relación de pareja y cuáles son sus expectativas, desde lo orgánico a lo psicológico, para así establecer las metas terapéuticas específicas. Cabe mencionar que la participación activa de la pareja juega un papel importante en la evolución del tratamiento. De manera general, el tratamiento implica modificaciones educativas y conductuales, psicoterapia y en ocasiones terapia farmacológica.
El tratamiento farmacológico
Estrógenos
Los estrógenos orales favorecen la secreción glandular, el espesor y elasticidad de la vagina, restaurando parcialmente la atrofia y la sequedad vaginal. Por otro lado, cuando existen síntomas atribuidos al dolor o molestias durante el coito, los estrógenos locales pueden utilizarse con mayor eficacia que los orales.
Tratamiento no farmacológico
En muchos casos resulta útil para la mujer y su pareja informarse sobre la respuesta sexual fisiológica, la importancia de una buena relación personal, de la comunicación, de la influencia de ciertos factores (tabaquismo, consumo de alcohol, ejercicio físico) sobre la relación sexual.
En cuanto al deseo hipoactivo se recomienda la eliminación de barreras, una educación adecuada sobre la sexualidad para desmentir falsos mitos y creencias; implementar ejercicios que permitan mejorar la comunicación afectiva y erótica, o reavivar el interés y las fantasías sexuales. De igual forma, puede resultar útil para el tratamiento del vaginismo promover el control del manejo de la musculatura pélvica (ejercicios de Kegel) y se ha descrito la desensibilización progresiva mediante el uso de dilatadores de tamaños variados.
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